Es naranja, perezoso y adora la lasaña por encima de todas las cosas (sí, incluso más que a Jon, su abnegado y fácilmente manipulable dueño). Hablamos de Garfield, el gato más famoso del mundo del cómic, creado hace justo 39 años por Jim Davies, quien se inspiró en su infancia en una granja acompañado por más de veinte felinos para dar vida a este carismático personaje.
Corría el año 1978 y pocos podían imaginar que un gato cínico, interesado, perezoso y manipulador se convertiría en el héroe favorito de millones de lectores de cómic. Pero el estadounidense Jim Davis (Indiana, EEUU, 1945) lo logró. ¿Cuál es la mayor virtud de las sencillas historias que cuenta? Probablemente, que todo aquel que haya tenido un gato en su vida se sienta identificado con las aventuras que dibuja Davies, no sólo en lo que a actitud felina se refiere, sino en la resignación que acompaña a su propietario. Y es que, para ser objetivos, todos los dueños de gatos saben que tienen que convivir con una máxima que no falla: los gatos no tienen dueños, son ellos los que nos tienen como sus mascotas…
Imperio económico
A punto de cumplir los 40 años, las aventuras de Garfield –nombre que rinde homenaje al abuelo del creador–, siguen dominando el universo del cómic y llegan cada día a más de 260 millones de lectores en todo el mundo. Además, vive rodeado de un imperio económico entre el que se puede citar una serie de televisión, dos películas y merchandising de todo tipo.
Con tanto dinero, sus lectores podrían pensar que un día Garfield se despertará y cambiará su adorada lasaña por un plato de caviar. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. El felino sigue fiel a su característica forma de ser, esa que tantos quebraderos de cabeza le da al santo de Jon: Garfield es caprichoso, glotón, ambicioso en lo que a hacer el holgazán se refiere y muy pulgoso con el pobre Odie, el perro de la casa, y con el entrañable gatito Nermal, un ser casi perfecto que, lógicamente, saca de quicio al protagonista de las historietas.
Como buen vago, odia los lunes –salvo si ese día es su cumpleaños– y asiste con felicidad casi de espectador a los constantes intentos de su amo por mejorar en el terreno amoroso, donde es un auténtico desastre. Sin embargo, el minino no sólo se hace querer, sino que lanza un mensaje de optimismo a todos sus lectores. “Garfield está gordo y es feliz tal y como es. Se acepta, y representa un mensaje sano porque afirma que está bien no ser perfecto”, explica su padre artístico.
Perfecto dentro de su imperfección, el gato anaranjado más famoso de todos los tiempos sigue sin intención de emanciparse del hogar paternal y continúa deleitando a sus fans con sus aventuras diarias. Porque en la vida de los perezosos también pasan cosas interesantes, sobre todo si hay lasaña para comer.